Autora: Vicky Dreiling
Editorial: Grand Central Publishing
Año: 2011
Sinopsis:
Editorial: Grand Central Publishing
Año: 2011
Sinopsis:
Tristan, Duque de Shelbourne, es un
hombre con una misión que cumplir: encontrar una esposa a la que pueda tolerar
durante el tiempo que deban compartir sus vidas. El amor no es necesario… ni
deseable. Pero, ¿cómo escoger entre una enorme y fastidiosa lista de candidatas
ricas-pero-tontas? Contratando los
servicios de una casamentera con reputación de correcta y formal… y pretendiendo
convencerse después que ella no es la mujer más cautivadora que ha conocido.
Ayudar
al diabólico duque a crear un concurso para que elija a su pareja perfecta es
el tipo de desafío que más disfruta Tessa
Mansfield. Sus métodos pueden ser escandalosos, pero está decidida a
encontrarle más que una esposa al célebre soltero... le mostrará el verdadero
amor. Sin embargo, cuando Tessa observa a las mujeres rivalizar por el afecto
del Duque, anhela ganarse su corazón para ella. Y tras los besos robados que
confirman el deseo de Tristan por ella, Tessa sabe que ha roto la regla número
uno de las casamenteras: nunca enamorarse del novio.
Cuando leí la sinopsis de
este libro me llamó mucho la atención e inmediatamente comencé a buscarlo para
leerlo peeero no lo encontraba por ningún lado. Estuve dos meses buscando por
cielo, mar y tierra hasta que un día de pura casualidad lo encontré. Ya se
imaginarán cómo saltaba de alegría. Inmediatamente lo comencé a leer y déjenme
decirles que simplemente no me decepcionó para nada.
Como personaje principal
tenemos a Tristan, un duque próximo a cumplir treinta que había sido catalogado
como el soltero más codiciado por los periódicos. Tenía que casarse si no quería poner en riesgo
al ducado ya que se había dedicado a mejorar las arcas en vez de casarse y
tener un heredero. Como se menciona en la sinopsis es un poco “exigente” con
las cualidades que tiene que tener su esposa. No obstante, Tristán oculta
varios problemas de su pasado que han ocasionado que deje de creer en un
matrimonio por amor. Su compañero
inseparable y mejor amigo es Marc, el conde de Hawkfield, al que llaman Hawk y
quien hace que Tristan reflexione sobre sus acciones y las consecuencias que
pueden tener.
—Una dama siempre se siente halagada cuando un caballero le
pregunta como la podría complacer.
Los ojos se le encendieron con una expresión diabólica.
—Me aseguraré de preguntarle a mi esposa como complacerla
mejor.
Nuevamente se sonrojó. Aunque se sentía avergonzada, no
debía permitirle que la distrajera.
—Me refiero a gestos que demuestren que te importa.
—Quiere decir poesía y ramilletes de flores. No voy a
pretender que soy romántico.
—De hecho, será más efectivo si se concentras en algo
especial para cada dama.
—Tendrá que ser más específica.
—Suponga que está compitiendo con otro caballero por el
afecto de la muchacha. El otro señor le lleva flores y le manda poemas. ¿Qué
hará para quedar en mejor posición que él?
—Dispararle.
Por el otro lado tenemos a Tessa
Mansfield de 26 años, casamentera de profesión y soltera empedernida. Renunció
a sus sueños de casarse debido a un acontecimiento en su pasado, sin embargo,
ayuda a todas aquellas jóvenes conocidas como las floreros –aquellas que son
dejadas de lado por la sociedad por ser consideradas ”feas” - para que puedan
encontrar el amor y casarse. Una de las tantas a las que ayudó es Anne, su ex
dama de compañía y su mejor amiga, vivieron un tiempo juntas hasta que Anne
encontró el amor y se casó.
—Señor, si me devuelve los restos, me ocuparé de su
entierro.
Su comentario ingenioso le sorprendió. Tardíamente, se dio
cuenta de que le estaba sonriendo abiertamente y seguramente ella ahora
pensaría que él había caído en su trampa. Exasperado consigo mismo, agarró las
varas rotas, se levantó, y colocó el abanico roto en sus pequeñas manos
enguantadas.
Se encontró con su mirada divertida otra vez, notando que
ella no estaba sonriendo tontamente o sonrojándose. No era una Señorita recién
sacada del aula.
—Me disculpo por el daño. Déjeme compensarla —dijo.
—No hay reparación posible —dijo ella.
—Insisto en compensarle por...
—¿Mi dolor y sufrimiento? —se rió—. Le aseguro que la muerte
del abanico es un alivio para mí. Mire, puede ver que es extremadamente feo.
Cuando estos dos personajes se juntan, a pesar de los prejuicios que tiene uno del otro, se sienten inmediatamente atraídos pero siempre tratan de poner por delante sus obligaciones, tratando de no sucumbir ante el deseo que genera uno hacia el otro.
Esta situación se complica cuando a estos intentos de resistencia se les suma la persecución de los errores del pasado de cada protagonista.
—Piense en un momento en que sabía que estaba haciendo algo
malo. Dígame qué pasó. —Esperaba que no tuviese nada que ver con corderitos.
—No hace mucho, hice algo bien malo. Le robé la carta de
amor a mi hermana Sarah, y la leí.
A Julianne se le iluminaron los ojos de malicia.
—¿Y qué decía?
Sally arrugó la nariz.
—Puras tonterías, según yo. El caballero firmaba como Lord
Randy. Decía que quiso saquear el tesoro en
el arbusto, y que llevaba un candelero en sus… eh… innombrables.
Hawk se inclinó, resoplando y tosiendo. Julianne le pegó en
la espalda. Georgette gritó:
—Se está ahogando.
Tristan miró hacia arriba, a los querubines gordos pintados
en el cielo raso, buscando la intervención divina del caballero de arriba.
Les recomiendo este libro, sus emociones estarán como una montaña
rusa, pasarán de alegría a tristeza, a decepción, a amargura, etc. Cambiaría uno que otro detallito pero en general no
quedarán decepcionados con el libro.
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